Las alteraciones en el aspecto físico y los altibajos a nivel emocional en una persona que padece una enfermedad son muy comunes. Por este motivo, en este post, queremos daros una serie de consejos de la mano de Mireia Golobardes, psico oncóloga de Barcelona y Silvia Gascón, nuestra formadora de Skeyndor, sobre cómo tratar cada caso para así ofrecer el mejor servicio a vuestras clientas.
Preguntaros: ¿Cómo se sienten ellas?
Las actitudes más frecuentes son la negación hacia la enfermedad, la situación de shock y las emociones a flor de piel. Todas ellas pueden salir en forma de bloqueo o como si no pasara nada. Lo más normal es que la persona esté perdida y con muchas emociones mezcladas.
¿Qué emociones pueden surgir? Miedo, tristeza, vulnerabilidad, ansiedad, desesperación… múltiples emociones que forman parte del proceso de adaptación de la persona una vez dada la noticia.
¿Cómo deben afrontarlo?
Es un hecho inesperado y los efectos de los tratamientos pueden repercutir a la persona de manera negativa. Afecta en su rutina diaria, estado físico, imagen corporal, energía vital, cambios de rol a nivel familiar… ¡Tenemos que apoyarla hasta el último día de su tratamiento! Recomendamos preguntarles “¿qué angustias tienen?” y “¿cómo se sienten?” para poder ofrecer el mejor servicio y que no lleguen a tener esa sensación de pérdida del control de su vida. La clave es transmitir el espíritu de lucha, que se sienta fuerte y con un reto a superar de manera activa. Es necesario evitar toda negación y, poco a poco, acompañar a la persona para que tenga una situación de paz.
Identifica cómo se sienten
Debes cuestionarte qué puedes aportar tú, que recursos internos puedes potenciar (escuchar y preguntar, proponer en vez de obligar y conectar con su historia). ¡Empatiza con tu clienta usando lenguaje claro y sincero! De esta manera, harás sentir a la persona como si estuviera en su casa y gradualmente verá que está en buenas manos.
“No me veo bien, no me gusto cuando me miro al espejo” deberíais responder “imagino que debe ser abrumador y cansado verte que no eres realmente tú, pero a lo mejor te podría ir bien el producto…”
“Me da vergüenza que la gente me vea tan cambiada” y actuar con la respuesta “podrías buscar la manera de focalizarte en lo que sí te ves bien, yo creo que te irá bien este producto para sentirte mejor”
Alteraciones cutáneas más comunes
- Cuello y escote: dermatitis por radiaciones.
- Manos y pies: fisuras y úlceras.
- Pelo: alopecia y cambios de textura en la piel. Para mejorar su aspecto físico, podéis aconsejar un sitio específico al que acudir y, a la vez, podemos aconsejarla a aplicarse hidratante para evitar sequedad.
- Uñas: es muy importante no aplicar productos que eviten la transpiración de la piel. Es importante dar hidratación sin tapar los defectos de la uña.
- Tronco y extremidades: edema, fotosensibilidad y urticaria.
- Cara: edema y dermatitis seborreica.
De todos los puntos mencionados anteriormente, vosotras podéis hacer el acompañamiento emocional y curar las lesiones menos graves, ya que, en algunas ocasiones, es recomendable valorar la situación y si es posible trabajarla.
Recuerda: conoce qué está en tus manos y anímala a que no pare de luchar.
¿Qué soluciones podéis proponerle?
Hay que diferenciar cuando el cáncer es interno o bien externo. Si veis una mancha que no es común, recomendaréis a la persona ir al médico para tratarla a tiempo. Por el contrario, si la persona está en fase de tratamiento, a menos que lo indique el oncólogo, no deberéis aplicar nada en esa zona.
Evita el uso de cosméticos con potencial irritante o sensibilizante como el retinol, aceites esenciales, vitamina K, activos que den calor, productos ricos en yodo, productos anticelulíticos… Evita aquellos ingredientes con potencial irritante o sensibilizante, es decir, los productos sin perfume, sin colorantes o conservantes. Vigilar con los productos excesivamente naturales. Elimina de la lista aquellos productos sin actividad sistémica, evitar alcohol. Por último, e importantísimo: no a las electroterapias, ya hay que reconducir al cliente a que haga un tratamiento suave.
Para aconsejar cuáles son los cuidados más adecuados, es necesario que conozcáis a la perfección sus necesidades, el estado de su piel, sus hábitos y preferencias para adaptar mejor el protocolo. En el caso de que no sea una de vuestras clientas habituales, deberéis tener más información acerca sus necesidades. En ambos casos, el objetivo es sentirse bien haciendo el tratamiento y que la clienta se sienta cómoda.
Una vez tengáis el diagnóstico de la persona y no haya empezado con el tratamiento oncológico, podéis indicar el proceso de cómo debe cuidarse la piel. Es imprescindible marcar un hábito y rutinas higiénico-estética para cuidarse en el día a día en casa para conseguir una piel protegida y embellecida.
Durante el tratamiento, debido a los altos niveles de toxicidad a causa de la quimioterapia y la radioteapia existen más limitaciones, pero las líneas más recomendables son Aquatherm, que ayudará a reducir las alteraciones en la piel, Power Oxygen para un efecto más detoxificante oxigenante y protector que cuide la flora cutánea y Power Hyaluronic dará hidratación y confort a la piel.
En el caso de que la persona os pida un tratamiento en cabina, además que se necesita la confirmación de su especialista y/o médico, hay que evitar todos aquellos reafirmantes y anticelulíticos, depilaciones, exfoliaciones y bronceadores Siempre podréis aplicar sin problema alguno Aquatherm, Eternal Repair Body Serum, Spa Senses Caresse Body Serum…. Pero, importantísimo, ¡recordad que no se puede realizar ningún tratamiento 24 h antes de la radioterapia o quimioterapia!
Una vez finalizado el tratamiento, entraríamos en la fase de recuperación donde, bajo la supervisión del oncólogo, podéis añadir la cosmética y proponer cremas para mejorar la calidad de la piel de la clienta. Veréis que poco a poco su piel se irá normalizando y, paulatinamente, emplearéis los tratamientos estéticos que anteriormente le habíais aplicado. Es una fase en que deberéis favorecer la regeneración de la piel dañada por la toxicidad de los medicamentos. Así pues, podéis elegir exfoliantes enzimáticos, evitando presionar con fuerza en las cicatrices. En esta ocasión, no recomendamos el uso de las espátulas ultrasónicas ni el uso de exfoliantes ácidos, irritantes y foto sensibilizantes.
Como muchas de vosotras sabéis, colaboramos con la Fundación Stanpa donde realizamos talleres en los hospitales para todas aquellas personas que se encuentran en la fase de tratamiento del cáncer. Para cualquier pregunta que os haya surgido, no dudéis en escribirnos, ¡estaremos encantadas de ayudaros en todo lo posible!