Si hay un concepto que está de moda en el mundo de la estética es el de cosmecéutica. ¿Has oído hablar de él?
Como bien puedes intuir, el concepto cosmecéutica nace de la fusión entre las palabras cosmética y farmacéutica, y reúne a todos aquellos productos que cumplen ambas funciones (cosméticas y farmacológicas) por lo que se les considera cosméticos de gran eficacia.
En este sentido, pues, los cosmocéuticos son TODOS aquellos cosméticos que hacen algo más que lo que define la ley que hace un cosmético, que es en resumen “limpiar, perfumar y embellecer la piel y algunas mucosas”. Esto no es nuevo, al menos en el sector profesional de la cosmética. Desde hace muchos años, los cosméticos profesionales hacen mucho más que estas funciones pero no basta con decirlo, hay que demostrarlo.
Así, a falta de una definición oficial, lo que define a un cosmocéutico podrían ser los siguientes puntos:
Es un cosmético.
Tiene actividad histológica encaminada a TRATAR/RETARDAR algún signo de la edad o algún inestetismo.
Esta actividad o eficacia ha sido clínicamente probada en el producto comercial.
Características de los productos cosmecéuticos
Los productos considerados cosmecéuticos contienen ingredientes biológicamente muy activos que persiguen fines estéticos (como los cosméticos habituales) pero, al mismo tiempo, tienen una alta capacidad bioquímica sobre la piel.
Esta característica provoca que la cosmecéutica actúe de una forma más activa y efectiva sobre el tejido cutáneo consiguiendo los mismos resultados que algunos tratamientos médicos pero sin llegar a resultar invasiva.
Todas estas características hacen que los productos cosmecéuticos puedan ser prescritos por esteticistas y dermatólogos.
En otros mercados diferentes al Europeo, a los cosmocéuticos se les denomina/identifica de otras formas, como por ejemplo OTC (Over-the-Counter en Estados Unidos) o QD (Quasi-Drugs en Japón), y tienen una regulación especial.
La razón del auge de estos productos en los últimos años ha sido la convergencia del sector de la cosmética y de la medicina estética, para crear un nuevo sector, el de la imagen, en el que tanto los centros de belleza como las clínicas estéticas amplían y personalizan los servicios y productos que ofrecen, como respuesta a la demanda de un consumidor cada vez más informado y exigente.