Generalmente tus clientes quieren comprar productos para cubrir una necesidad. Ellos quieren pagar por algo útil que solucione un problema o quieren simplemente mejorar su aspecto.
Tu deber como asesora y profesional de la estética es descubrir junto a él esa necesidad.
Conocer a tus clientes es una ventaja para conectar con ellos y guiarlos en el proceso de compra. Con tus conocimientos puedes cubrir sus necesidades a través de un producto o un tratamiento que tenga los beneficios adecuados para cada persona.
Debes tener en cuenta 3 puntos clave:
Características del producto, como sus activos o acciones.
Beneficios que aporta. Ten en cuenta que varían en función de la necesidad de cada uno.
Necesidades del cliente que ayudan a determinar los beneficios que se le han de ofrecer con un producto y/o tratamiento.
Vender no es fácil ni inmediato. Este proceso depende de cuatro fases clave en las que has de administrar tu tiempo adecuadamente. ¿Las conoces? ¡Te las explicamos!
Contacto: Establece un clima adecuado de relación. La primera impresión que des, debe ser impecable.
Obtención de información: Conoce la situación del cliente, sus necesidades y motivaciones. Como asesora de belleza deberás demostrar la seguridad que a él le falta para tomar una decisión.
Argumentación: Expón los beneficios que aporta el producto, necesarios e imprescindibles para convencer al cliente.
Cierre: Concreta la venta, sin presionar pero sí proporcionando ese “empujón” final que a veces se necesita para tomar la decisión.
Lo más importante que debes tener en cuenta es la actitud. Maneja las situaciones siempre de manera positiva y encontrarás la diferencia entre lograr una venta y lograr una conexión con un cliente potencialmente fiel.
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