SKEYNDOR PRO
El cuidado de la piel es fundamental para mantenerla bella, sana y protegida, pero hay un paso previo que es imprescindible si queremos cuidarla bien: el diagnóstico. Una aplicación correcta de los productos cosméticos es tan importante como utilizar la cosmética adecuada para cada tipo de piel.
La piel es un órgano vivo que debe tratarse y cuidarse del mismo modo que cuidamos otras partes vitales de nuestro cuerpo, por lo que una cosmética activa nunca debe utilizarse sin un diagnóstico previo.
My Skin Diagnosis propone 5 fáciles pasos para que la compra de un cosmético sea un momento de autoconocimiento, de análisis y de completa seguridad.
Lo primero que debemos hacer, es conocer un poco más al cliente. Sea asiduo al centro de belleza o no, no siempre nos revelan todo lo que están haciendo, como se están realmente cuidando y toda la cosmética que están utilizando y la frecuencia.
En esta primera fase debemos conocer aspectos como sus hábitos, edad, qué afinidad tiene al uso frecuente de cremas, ¿se protege o no? También su estilo de vida, si practica deporte, hábitos de alimentación, enfermedades relevantes, alergias, alteraciones hormonales, medicación, intervenciones estéticas a las que se ha sometido, consumo de tabaco... Toda esta información que de entrada podríamos pasar por alto es fundamental durante todo el proceso de diagnóstico y sobre todo cuando hagamos las conclusiones finales.
Lo segundo, hacer un diagnóstico visual: consiste en una observación global y específica de las alteraciones cutáneas, textura, flexibilidad, tono muscular, etc. Todo esto permite valorar las lesiones más superficiales que son evidentes “a simple vista”.
Dentro del diagnóstico visual, podemos usar My Skin Diagnosis. El uso de una cámara con diferentes tipos de luces, permite la detección de alteraciones cutáneas ya activas o en proceso de formación, ayudando a seleccionar el tratamiento cosmético más adecuado, favoreciendo la prevención y el tratamiento precoz.
¿Qué debemos observar?
Dentro de Skin Diagnosis, la microcámara que permite ver a través de un monitor la superficie de la piel y las alteraciones de la misma, aumentando su tamaño un mínimo de 70 veces respecto a la realidad. Con ella debemos conocer el tipo de piel (nivel de sebo que se libera), el nivel de hidratación, el grosor del folículo y la retención grasa que tiene, profundidad de arrugas, carga melánica de las manchas, rojeces, sensibilidad y telangiectasias y el nivel de queratina.
Con la guía de diagnóstico, vamos a detallar los cuidados que debería hacer el cliente de día y de noche. En ocasiones, la recomendación de productos va a ser más grande que los que le vamos a dar finalmente pero siempre se debe informar de todas las posibilidades que tenemos para él, los compre inmediatamente o le organicemos un cuidado a largo plazo, los consuma en cabina o solo en casa.
Con las conclusiones del análisis visual y la microcámara y la información que hemos podido tomar en un inicio con la entrevista personal, entramos en la cuarta fase de recomendar la cosmética adecuada.
Si tenemos un cliente poco habituado al uso de cosméticos, deberemos hacer una recomendación muy precisa, ya que seguramente deberemos incluir en una sola crema todos los beneficios que necesita. Si por el contrario tenemos un cliente avanzado, podemos organizarle los cuidados con productos complementarios que seguramente combinarán a la perfección y además podremos obtener muchísimos más beneficios.
Cuando el cliente entra en esta fase, el acercamiento a los cosméticos, el poder disfrutar de las texturas y sus fragancias, hacen que el deseo de pertenencia sea irresistible. El cliente se encuentra cada vez más cerca de poder cuidar bien su piel.
Y para terminar, ¿cuándo empezamos?
Dar por hecho que el cliente, después del tiempo que hemos estado enseñando todo lo que podemos hacer por él, nos va a comprar es fundamental. Qué duda cabe que con la información que nos ha salido del análisis la piel tiene unas necesidades y que cuanto antes las resolvamos antes mejoraremos su estado y la rejuveneceremos.
Así que... ¿te apuntas a My Skin Diagnosis?
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