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La revolución de la cosmecéutica

La revolución de la cosmecéutica
Los cosméticos llevan muchísimo tiempo entre nosotras. Los conocemos bien: son esos productos diseñados para la limpieza, la protección y el embellecimiento de la piel. O dicho de otra manera: le ayudan a tus clientas a lucir su mejor versión. Y eso es genial. ¿Pero no lo sería aún más si, además, aportasen beneficios que mejorasen las funciones naturales de las células de la piel? ¿No sería una noticia excelente que los cosméticos fuesen más allá de la estética? Pues ya puedes celebrarla y compartirla con tus clientas: la cosmecéutica, una combinación de la cosmética y la farmacéutica, ya es una realidad. Es la nueva revolución en el cuidado de la piel. 

Profundidad de la acción

Una de las características más diferenciales de la cosmecéutica es su capacidad de penetrar en las capas más profundas de la piel. Si bien los cosméticos tradicionales de buena calidad consiguen influir en las más superficiales, y mejorar así la apariencia externa de la misma, estos nuevos productos a medio camino entre los cosméticos y los medicamentos van mucho más allá, penetran a capas más profundas y activan procesos celulares para mejorar tanto la apariencia como la función de la piel. De esta manera, logran abordar problemas como el envejecimiento, la hiperpigmentación, el acné o la pérdida de elasticidad desde la raíz, como explica nuestra directora de I+D+i, Laura Pardo. 

Elevada concentración de activos

Es otro de los puntos que hacen que la cosmecéutica sea tan especial: contienen en su formulación una mayor concentración de principios activos que los cosméticos convencionales, lo que hace de ellos productos mucho más efectivos. En palabras de la propia Laura Pardo, mientras los cosméticos de toda la vida contienen aceites, emolientes y fragancias, los nuevos productos de la cosmecéutica también incluyen "ingredientes activos como péptidos, ácidos exfoliantes, fermentos post-bióticos o retinoides". Sustancias bioquímicamente activas con potencial para revertir las afecciones de la piel y no solo para paliar sus consecuencias. Si a este hecho le sumamos que Skeyndor trabaja exclusivamente para el sector de la estética profesional, encontrarás que sus productos contienen grandes cantidades de principios activos con respecto a las marcas vendidas en centros comerciales y perfumerías, haciéndolos realmente eficaces.

Evidencia científica sólida

Los cosméticos tradicionales no siempre necesitan superar pruebas de eficacia para entrar al mercado: les basta con superar pruebas de seguridad para que no representen ningún peligro para las personas. Con la cosmecéutica la cosa cambia. Y es que estos productos si son sometidos a los estudios clínicos más rigurosos para demostrar que efectivamente cumplen lo que prometen. Por eso en muchas ocasiones desde Skeyndor hablamos de eficacias del 95% o del 100% con nuestros productos: los hemos testado y sabemos que funcionan. Y eso es importantísimo que llegue a oídos de tus clientas. Que sepan que los resultados están garantizados. Que adquieren algo que de verdad les ayudará.

Una regulación especial

En principio, y como bien nos explica Laura Pardo, la regulación inicial de los cosméticos tradicionales y de los cosmecéuticos es la misma dentro de la Unión Europea. Ambos están sujetos al Reglamento sobre productos cosméticos y deben cumplir los mismos requisitos de seguridad. Pero el caso de los cosmecéuticos es ciertamente especial, pues, en ocasiones, y según los activos usados y la manera en la que se publicitan, pueden requerir "evaluaciones adicionales y estar sujetos a ciertas restricciones adicionales en cuanto a claims y efectos dermoestéticos ". Algo que es claramente positivo para las consumidoras y que debemos celebrar. La cosmecéutica ha de ser seria.

Una regulación especial

Ahora que ya sabes qué son los cosmecéuticos y cómo los productos de Skeyndor trabajan directamente en el origen de los problemas de la piel, es el momento de utilizar este conocimiento en tu día a día. Estos detalles no solo enriquecen tu experiencia como profesional, sino que también te permiten comunicar con seguridad y confianza a tus clientas. Resolver dudas sobre los beneficios, destacar la potencia de los activos y subrayar el respaldo científico detrás de estos productos es clave para transmitirles confianza en tu trabajo. Al final, ser una experta en belleza no solo consiste en aplicar tratamientos, sino en acompañar y cuidar a cada mujer que confía en ti. Y eso es realmente maravilloso.