Para cuidar la piel se debe desarrollar una rutina de limpieza. Para ello, te recomendamos utilizar un desmaquillante suave que no reseque la piel ni la desproteja demasiado. Lo ideal es aplicarlo dos veces al día para eliminar la suciedad, grasa, bacterias y restos de maquillaje que puedan haber quedado en la superficie cutánea.
Por la mañana para limpiar la impurezas eliminadas durante la noche y por la noche para retirar la suciedad y restos de maquillaje. Dos veces al día son suficientes ya que lavar en exceso es tan malo como no lavarlo porque la piel se seca y puede hacer que se ponga roja y se irrite.
Siempre que se limpia la piel se debe tonificar. Las lociones son los productos para el cuidado de la piel a los que se les da menos importancia y tienen muchos beneficios ya que ayudan a eliminar los restos de suciedad, a restaurar el balance del pH de la piel y dejan la piel ligeramente húmeda, hechoq ue facilita la absorción de cualquier producto que se aplique después.
Acelera la eliminación de células muertas con la exfoliación para dejar la piel fresca, suave y radiante, ayudando en la penetración de los productos activos.
Para el buen funcionamiento de la piel se deben contemplar 3 conceptos fundamentales:
Protegerla de las agresiones externas y el estrés oxidativo.
Mantener el equilibrio hídrico y equilibrar la hidrodinámica.
Compensar los procesos de restauración y reparación celular.
Existen ciertas vitaminas antioxidantes que evitan el daño causado por los radicales libres y ayudan a retroceder los signos del envejecimiento como las vitaminas A, C y E. Estas neutralizan el dañino efecto de los radicales libres y ayudan a que la piel se defienda de las influencias del medio ambiente.
Las vitaminas A, C y E ayudan a prevenir la formación de arrugas, promueven la curación de la piel y reducen la formación de cicatrices. Concretamente, las vitaminas liposolubles o solubles en grasa como la vitamina A y E, protegen la membrana celular del daño ambiental mientras que las vitaminas hidrosolubles o solubles en agua protegen el interior de la célula y el DNA.
Para que los cosméticos que contienen vitaminas puedan llegar a trabajar en sus lugares específicos es necesario usar armas poderosas como las sustancias hidratantes.
El ácido hialurónico es un componente natural del organismo cuyo objetivo principal se daba en captar y retener agua en la piel. Esta molécula se considera una auténtica “esponja”, ya que es capaz de contener 1.000 veces su peso en agua. Factores externos e internos pueden afectar al capital de ácido hialurónico natural cutáneo al combinar ácido hialurónico de distintos pesos moleculares y un potente activador de las acuaporinas.
El nivel de hidratación depende del balance neto de su hidrodinámica, el equilibrio entre los flujos de aporte (entrada) y pérdida (salida) de agua en la piel. Si están en equilibrio la piel mantiene su grado óptimo de hidratación, lo que garantiza el proceso de renovación y normalización de la piel.