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Preguntas y respuestas que te pueden hacer tus clientas sobre temas solares

Preguntas y respuestas que te pueden hacer tus clientas sobre temas solares

Protegerse del sol es fundamental y, como profesionales de la estética, debemos hacer siempre hincapié en ello, recomendando a nuestras clientas el tratamiento solar más adecuado a sus hábitos y necesidades aunque, a veces, responder a sus preguntas no resulta evidente… A continuación, repasamos algunas de las dudas más conflictivas sobre la protección solar para que puedas ofrecer un buen servicio a tus clientas.

¿Cómo se calcula el SPF? ¿Puedo fiarme?

Cuando tomamos el sol nos exponemos a un conjunto de radiaciones (UVB, UVA, IR...) que generan una serie de efectos en nuestro cuerpo, como el eritema, que es el enrojecimiento de la piel debido al aumento de la sangre contenida en los capilares. El factor de protección solar mide la relación entre el tiempo necesario para la aparición de un eritema usando filtro solar y el tiempo necesario para generar el mismo eritema sin filtro a las 24 horas de la irradiación. Una normativa europea establece cómo determinar ese factor con una serie de tests a los que se han sometido todos los protectores solares de SKEYNDOR evaluados, además, en centros independientes certificados para tales pruebas. La protección reivindicada en nuestros productos es, por lo tanto, totalmente fiable y segura.

¿El maquillaje con SPF es seguro? ¿Ofrece suficiente protección?

De nuevo, todos nuestros productos cosméticos ofrecen la protección que establece su SPF. Por lo tanto, unos polvos como el maquillaje compacto SPF50 de Sun Expertise ofrecen, realmente, una protección extrema (superior a 20). Sin embargo, como ocurre con cualquier crema solar, hay que asegurar una buena aplicación del producto, esto es perfectamente distribuido de manera homogénea por el rostro y cuello. La CC cream, con SPF30, ofrece también una buena protección, sin embargo la BB cream, con SPF15 está recomendada para pieles ya un poco bronceadas.

¿Cuánto producto debo usar? ¿Caducan las cremas solares?

Ya que hablamos de aplicar bien el producto, distribuyéndolo de forma homogénea por la piel, está bien que nos detengamos en la cantidad que debemos usar. Mucha gente suele recuperar cremas solares de años anteriores. Aparte de que no hay forma de garantizar su eficacia tras 12 meses abiertas y guardadas en un armario, hay que tener en cuenta que aplicando la cantidad de producto adecuada es imposible que un bote (de unos 400 ml) nos dure más allá de un verano. De hecho, deberíamos consumir varios botes ya que, para su eficacia, la cantidad recomendada a usar en cada exposición solar es de unos 2 miligramos por centímetro cuadrado del cuerpo. Esto es, sólo para el rostro, unos 5 gramos de producto. La aplicación de menos cantidad reduce significativamente la protección. Además, hay que reaplicar con frecuencia, especialmente tras transpirar, bañarse o secarse.

¿Debo ponerme siempre protector solar en la cara? ¿Incluso en invierno o cuando está nublado?

El sol es el principal causante del envejecimiento prematuro de la piel y sus indeseables efectos estéticos, como la aparición de manchas y arrugas. En un país tan soleado como el nuestro, deberíamos usar protección solar incluso en invierno. Las nubes no filtran los rayos electromagnéticos que afectan nuestra piel, igual que no logran bloquear completamente la luz del día. De hecho, en algunos casos, incluso pueden actuar como espejo y reflejar los rayos, potenciando su acción. Por lo tanto, sí es bueno y recomendable que incorpores la protección solar a tu rutina beauty, aunque para tu día a día tal vez no necesites un producto con SPF50 (dependerá de tu tipo y tono de piel).

¿Y qué hay entonces de la vitamina D?

Aunque puede obtenerse a través del consumo de alimentos, como la leche o el huevo, la principal fuente de vitamina D es el sol ya que sintetizamos este compuesto imprescindible para la salud de los huesos como respuesta a la luz ultravioleta (UV). El empleo de fotoprotectores, especialmente en verano, disminuye la síntesis de esta vitamina imprescindible para el buen funcionamiento del cuerpo que, entre otras funciones, previene el envejecimiento cutáneo. Por eso en SKEYNDOR hemos lanzado un aftersun que incorpora un extracto reestructurante vitamina D-like que activa la renovación de la piel de manera natural, ofreciendo un tratamiento post exposición solar completo más allá del confort e hidratación de la piel. En verano, pues, es mejor evitar salir a la calle sin protección, sobre todo en la zona del rostro, cuello y escote, donde se evidenciarán mucho más los efectos nocivos de esa exposición (arrugas, manchas…) y usar nuestro aftersun. En los meses de menor riesgo, mejor dejar descubiertas otras zonas como brazos y piernas.

¿Qué diferencia hay entre los protectores químicos y los físicos y cuál de ellos es mejor?

La mayoría de las cremas solares usan un filtro orgánico (normalmente a base de carbono) que absorbe los rayos solares antes de que penetren en la piel. Los protectores físicos usan agentes inorgánicos (minerales) y simplemente bloquean los rayos solares, actuando como pantalla para dispersarlos. El problema es que estos filtros suelen presentar una textura difícil, con lo que su efectividad puede verse afectada.

Para una mayor seguridad, pues, lo mejor es combinar los dos tipos de barrera. De este modo, se consigue una mayor protección que alcanza un gama más amplia del espectro solar. Es el caso de la mayoría de productos SKEYNDOR, salvo contadas excepciones como el nuevo Aceite Seco Protector SPF50 o el Spray Protector Invisible, que contienen un filtro 100% orgánico.

¿En qué casos hay que usar los solares con protección Blue Light?

Ya hemos visto que, por su formulación combinada física y orgánica, los protectores de SKEYNDOR abarcan un amplio espectro de la radiación solar. Algunos, incluso, presentan la tecnología Blue Light para proteger las pieles de la luz azul. Esta protección extra es perfecta para pieles envejecidas o con tendencia a la pigmentación como, por ejemplo, en el caso de las embarazadas, cuya piel es más sensible a hacer manchas. El protector Blue Light con SPF50 puede recomendarse a las pieles más claras mientras que el fluido protector SPF30 es adecuado para aquellas que, estando ya bronceadas, tienen tendencia a mancharse, especialmente en las zonas más sensibles, como las ingles o las nalgas.

¿Qué tipo de protector solar conviene más a mi tipo de piel?

No sólo al tipo de piel, sino a su tono y también según los hábitos de cada clienta: ¿se va de vacaciones al mar o piensa quedarse en la ciudad? ¿Tiene alguna preferencia en cuanto a texturas? Para asegurar que tus clientas se protegen bien, es importante recomendarles un producto que encaje con sus necesidades y ritmo de vida. No te pierdas el artículo A cada clienta, su crema solar donde repasamos los productos solares de SKEYNDOR y sus aplicaciones óptimas para que puedas asesorar bien a tus clientas este verano.

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