Los años no perdonan, ¡todas lo sabemos! Y es que son tantos los factores (internos y externos) que provocan que la piel envejezca que es difícil tenerlo todo bajo control.
Las muestras más evidentes de que la piel envejece y aquellos que nuestras clientas detectan rápidamente son la aparición de arrugas, líneas de expresión, manchas… Sin embargo, los cambios reales que produce el envejecimiento en la piel son la reducción del panículo adiposo en la hipodermis, las alternaciones en los fibroblastos en la dermis y la ralentización de la regeneración celular en la epidermis.
Todos estos cambios se traducen en manifestaciones en la piel que preocupan mucho a nuestras clientas y que las llevan a acudir a nuestros centros de estética buscando asesoramiento.
Cierto que es los factores internos que provocan el envejecimiento cutáneo, es decir los que se consideran biológicos y que vienen determinados por la genética, las hormonas, la nutrición… son difíciles de controlar.
Sin embargo, los factores externos, aquellos provocados por causas medio ambientales que derivan del estilo de vida, de la exposición solar, de la contaminación… y que suponen el 60% del envejecimiento de la piel, sí que podemos mantenerlos a raya. Para ello es importante saber qué productos y tratamientos son los mejores para nuestro tipo de piel y para nuestra edad.
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